Ecos
DĂa 3 en la biblioteca, año 1345 del periodo NurgĂ«n
   —No os preocupéis, se repondrá pronto —señaló al ver lo preocupada que estaba por ella.
   —¿Estáis seguro? —pregunté acariciando las plumitas de su cabeza.
   —SĂ, es demasiado orgullosa como para dejarse ver en ese estado por mucho tiempo —contestĂł medio sonriendo.
   Algo más calmada por sus palabras, bajĂ© la vista y vi a la hormiga regresar adonde habĂa comenzado su labor. En ese momento, se arrancĂł varios pelos y empezĂł a introducirlos por los pequeños orificios que me habĂa hecho. Entrelazando unos con otros, cosiĂł con maestrĂa cada uno de los cortes y, al finalizar su ardua tarea, chasqueĂł feliz sus pequeñas mandĂbulas mirando a Nuck.
   —Muchas gracias, amiguita… —dijo con cariño devolviéndola al frasco.
   Sonriendo, sacĂł de otra bolsa un pequeño bulbo amarillo y lo introdujo junto a ella como premio. Mientras la pequeña hormiga hundĂa las mandĂbulas sobre el vegetal, Nuck tapĂł el bote y lo devolviĂł al morral. Entonces, sacĂł una flor blanca con los pĂ©talos finos y ovalados.
   —Un poco de polen de Orbge para evitar infecciones y estarĂ©is completamente recuperada en un par de dĂas —explicĂł zarandeándola por encima de mis rodillas para que dejara caer su preciado polvo.
   —Gracias por curarme… —murmuré agradecida por su esmero y cuidados.
   —No… no hay de quĂ© —balbuceĂł nervioso apartando la mirada mientras guardaba la flor—. Al fin y al cabo, es lo menos que podĂa hacer… —apuntĂł con pesar rascándose la nuca—. De verdad que siento mucho lo sucedido. No era mi intenciĂłn asustaros y mucho menos que resultarais herida…
   —Tranquilo, no pasa nada. Solo ha sido un accidente —dije tratando de aliviar su conciencia—. Por cierto, ÂżpodrĂa preguntaros algo?
   —Por supuesto, ¿qué queréis saber? —contestó dispuesto a ayudarme.
   —VerĂ©is, hace unos dĂas que lleguĂ© a la biblioteca y, aunque entiendo a grandes rasgos cĂłmo funcionan los cuentos, hay algo que no termino de comprender. La señora GlĂria y Mirdian se refieren a vosotros como «ecos», pero no entiendo que quieren decir exactamente con ese tĂ©rmino.
   —Pues un eco es una especie de sombra del original que refleja un fragmento de su vida. Tenemos voluntad propia, sentimientos y libre albedrĂo, pero tan solo poseemos los recuerdos narrados en el cuento y los que creamos con los moradores de la biblioteca. Aunque, si hay algo que realmente nos caracteriza, es que estamos inexorablemente ligados al libro que nos contiene y tan solo el poder de la guardiana puede afectarnos. Por eso, Mirdian ya no puede transformarme.
   —Pero eso significa…
   —Que somos copias atrapadas en una historia que ni siquiera nos pertenece —concluyĂł diciendo exactamente lo que estaba pensando—. Yo soy Nuck, el herborista y el mejor amigo de Mirdian, pero, al mismo tiempo, no soy Ă©l, pues, como acabáis de descubrir, muriĂł incluso antes de terminar el cuento… —aclarĂł con una mezcla de congoja e ironĂa.
   —Pero eso es horrible… —murmuré entristecida por la verdadera naturaleza de los personajes de los cuentos.
   Desde que Eyra me explicĂł lo que los miembros de la biblioteca podĂamos llegar a hacer, no habĂa podido dejar de pensar en otra cosa. Deseaba con cada fibra de mi ser subir cuanto antes de nivel para poder interactuar con los cuentos. Sin embargo, ahora que sabĂa que ese poder estaba cimentado sobre una realidad tan triste y oscura, no estaba segura de si querĂa conseguirlo.
   —Bueno, eso depende de para quién —puntualizó recuperando su afable carácter—. Si lo pensáis con más detenimiento, os daréis cuenta de que la existencia de un eco puede ser tan horrible o maravillosa como él mismo desee.
   —¿Qué queréis decir? —pregunté contrariada.
   —A ver si poniĂ©ndome de ejemplo lo entendĂ©is mejor. Yo soy Nuck, pero no el mismo al que represento. Sin embargo, tengo exactamente los mismos conocimientos, sentimientos y recuerdos que Ă©l. Como cualquier eco, soy consciente de mi situaciĂłn, de mi peculiar naturaleza. De modo que tengo dos opciones: amargarme por estar atrapado en un libro que no refleja mi existencia o crear mi propia historia junto a los que me rodean. No elegĂ ser un eco, pero soy libre de tomar mis propias decisiones. Yo escojo cĂłmo quiero vivir el tiempo que se me ha concedido —explicĂł orgulloso de sĂ mismo—. SĂ© que llevar una vida «normal», como la de las personas o criaturas a las que representamos, puede resultar imposible, dadas las circunstancias, pero nadie dijo que todas las vidas han de ser iguales. Además, que nuestra interacciĂłn con otros seres estĂ© supeditada a la apertura de los cuentos y no podamos salir de la biblioteca, no significa que nunca vayamos a encontrar la felicidad entre estos muros. Si no, miradme a mĂ. Gracias a lo que soy, puedo estar junto a mi mejor amiga y conocer personas tan fascinantes y dulces como vos.
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